"Exhibiting You" - Story
Satisfacciones de esclavo
By: jaberbock
Submitted: 03/18/2009
mientras un baño de esencia te mantiene ninfa?
¿Cuántas veces hicimos nuestro
el cuerpo de otros?
¿cuántas veces
rezumamos algas?
¡Allá,
al fondo de esas luces
pernocta mi miseria sin esperanza!
(A cuarenta y tres grados de mi congoja).
Víctimas de este celaje
partirán las ánimas en pena.
CULPABLES de un sentir...
queda el corazón
mordido en lunas.
Sólo está el zapato,
la angustia y el zapato demacrado
y la bruma de un atardecer
de roto plástico
sobre la vía de una
pregunta que chapotea.
Es un ángel de la sinrazón
vertido en mayos
que pie en tierra
sabe indeciso lo que quiere:
La malversación de fondos...
de un verano
que se resiste como una culebra de agua.
"¡Tengo ganas
de que la moral se adormezca
que para siempre no sea un hirviente intemporal!
Que el penoso instrumental que he usado contigo
caiga sobre mí
como la manzana
en el Samsa escarabajo".
¡No estoy tratando de reinsertarte!...
¡Te quiero!...
-...Pero es un cuerpo femenino
el que me moviliza-.
...porque contigo
las noches son albas rotas
y los días,
trágicas siestas,
paseos.
Tendría que chillártelo
con las retinas en TRANCE...
¡que fue allí
donde pensé derrotar la gloria
de siluetas sin magma!
Dirás que te advertí
que esta pasión
cuantificada en puñados de sal
te abrasaría hasta los despojos...
...mi única posibilidad es darte aliento
en la hogaza de corazón
del arte inverso
que me han dejado...
Tu gaviota hoy no ha intuido
lo que podría ser mi delirio.
La diagonal que me atraviesa
y hace una ciudad
de un pequeño vericueto
sonrosando aquellas montañas
que concluyen tu rostro
en avecilla de estrategia aventurada.
No sabría evaporarte de otro modo,
ni lanzarte al sahumerio de una tarde
esponjosa
que compartes
desde las gotas hasta el asalto,
peldaños de hiel,
de presión suspicaz
de amortiguar tus caprichos.
Podrían impresionar
la embajada de tus miembros,
pero no agostarían
ni el rubor,
ni la soledad,
ni fomentarían mandato
más irresistible para ti
que la sustancia genuina del descorrer
parajes sin oportunidad
entre caricias.
¡DESPIERTA,
que demolida te espero!
...Y yo te agarraré del pelo
trenzando en él
la canción del cuentagotas,
del marinero que
salió al mar...
y volvió de prestado...
silbando:
¡ya no es mi vida!
Violado de intención,
pálpito inmenso
que cabecea con ese ritmo cansón
del que apedrea la pared
con las piedras en que ha convertido sus manos.
Las mías te han reconocido olfativamente...
¡ya no puedes negarlo!:
eres tú,
repitiéndote viscosamente mío.
Seremos ciruelas
hartas de verse colgar
hasta dejarse caer maduras...
Te noto entregado,
el hijo inoperante que aún no tengo,
recreándose en la abstracción de escapar fatuo.
¿Quién eres tú,
y dónde te escondías?
¿Y qué espuma te amparaba el cuerpo?
Cuando sepas lo que es la virtud,
¡derrama el frasco!
Desnudando versos y hierbas,
extrae de ellos la fibra mistérica
que recompone las dioptrías del exceso.
Sólo tú
y el aire de una palabra enviada al mar
cortando con sus letras los océanos.
El Caos,
la imperfección sistemática trabaja rápido
y aceleradamente
pasa todo,
para volverse a retomar
en el reducto intenso de un arcano inamovible,
de un memento
que dictamina disculpar tanto vano imperio,
tantos planetas a escala, en revuelo
reducidos a brindar
rutas de tiempo,
afectos sin pudor
y ante todo...
...Te hablo del amor...
y de la naturaleza de las rosas.
¿quién se esconde tras de ti?
Dibujas esferas desconocidas,
burdas mentiras de pompa.
Suelo tintinear
al caer sobre la moneda de tu efigie.
La luz no puede ser más rotunda ahora,
para construir un pedazo intermedio.
Hojas desteñidas
afrontan un abismo de sexo
y descolocan los lugares
a propósito de ti.
Pienso en off
y te reposo tenso...,
basculando hacia un interior
que queda lejos.
...Pero entonces
te describo violín
rescatada la cadera inmensa
donde reposa el antagónico adefesio.
Un sistema binario
me arrastra
a orbitarme a ti.
Desgarrado en puñales
nace un surtidor:
retazos de un otoño.
Pensando que eres papel...
te construyo en barquito.
Cada piel encuentra su textura
sumergida en un mar de piel
que cada uno
ambiciona vadear desesperado.
Quien sepa de ti
vislumbrará...,
catará de las fuentes sálicas
para obtener cada interludio.
Cuando sepas lo que es la virtud,
¡derrama el frasco!
Desnudando versos y hierbas,
extrae de ellos la fibra mistérica
que recompone las dioptrías del exceso.
Sólo tú
y el aire de una palabra enviada al mar
cortando con sus letras los océanos.
El Caos,
la imperfección sistemática trabaja rápido
y aceleradamente
pasa todo,
para volverse a retomar
en el reducto intenso de un arcano inamovible,
de un memento
que dictamina disculpar tanto vano imperio,
tantos planetas a escala, en revuelo
reducidos a brindar
rutas de tiempo,
afectos sin pudor
y ante todo...
Ahora
y desterrado de ese tú
que eres tú mismo,
algo más desnudo...
agobiada,
yo,
por la carne que no intuye nada más
por debajo, ni alrededor de ella.
Cabalga en un mar de clarines...
tratando de ubicarte...
Sé que pienso en ti,
te polinizo
con la constancia febril
de un invierno en vaso.
El sentimiento mata
como la pluma las páginas
hasta hacer de ellas
excremento rojizo.
Me sujetas entre los póngidos dedos
de almirez
con unos vericuetos de feriante
por pasillos de galeradas.
Amamantar de nubes
otro cuerpo,
discernido,
disconforme,
ausente.
Peregrinar por un rumbo
que sólo los que aman esclarecen.
Pelear por un puerto conocido.
Elucubrar los bosquejos de garrafa,
desinsectar agujeros
como hechos de loza,
mantos sin oxigenación,
mentes sin pausa,
reclamos de fugas,
sin seres poblando los nudos de sus ramas...
Jornadas...
colchones adanes,
margaritas bravas,
oraciones que exudan gracia.
Selvas cuadradas
que transitan recuas blancas.
Me acojo en tu seno
recóndito, de costado.
¿Dónde están tus manos oscuras?,
¡no las siento!
Ahora,
¡YA!
Una escalera
y un último beso...
antes de que la escena se movilice
en acuciante trailer a tu alcoba.
Una foto viene a mí
en superpuestas grafías...
"Eres la sonrisa enmudecida por el beso".
Así,
tenue, calmado,
acogiéndote
con las cuatro palabras del amor silente.
Te he de macerar la boca
con son de contrabajo o chelo
y sin comida
en la pulpa de tus silvanos deseos.
Mi ombligo busca
la lumbre de tu lecho,
jabalí
que abre el bosque
de expectativa cálida,
insomne,
verde.
Savia circulante por mi flujo verbal.
No hay peldaño escurridizo que supla todo encuentro,
amor que no sepa agruparse,
ni escanciarte de otoño.
No había petróleo en los mares del augurio
y sí
una mueca virginal dispuesta al asedio.
Hay mares de sargazos
esperando rodearte fuera
Glauco,
aunque Escila tan pronto te devora
como te mira panorámico
entre su filamento.
Somos los enamorados
del brazo al cuello
y las zapatillas calladas.
¿Desde cuándo eres mi custodio?
Quiero comerte los párpados
hasta desnudarlos de su envoltorio.
Desde luego...
no hay amargor indeciso.
Por entre la pirámide
sales
saltando
adecentado de espumas y emplastos,
empréstitos
y macarrones de arcilla,
de dudas
sin lugar para el yo entregado.
No eres tú
el escudero de los peces de otro
y cuando lo piensas
repercutes en saberte mar,
coincidiendo en contemporizarte con las mareas.
Y no hay pez ni glándula
que no te reproche que no le quieras.
Secuestran los ánimos
con espátulas de besos,
al ritmo de las trompetas moribundas.
Son paletadas de ardor,
de esperanza en ese extremo
guardado en el tintero de la garganta.
Gallardo ante sí,
y ardoroso de saber dónde se ubica
el pomelo animal del goce.
Burbujeante,
borboteando por la espuma de tu cuerpo,
manantial de abejas doloridas
cuando la premura aprieta mis dedos.
Rebajando nuestros cabellos a esparto
en la fruición del
"¡me entrego!",
ahítos de sudor...,
de un reseco malestar
que induce por el recuento de piedra alabástrico.
Camuflado tú,
no eres más que el inquieto sortilegio
rebuscado entre palabras víctimas.
"¿Cuándo vuelves?"
"¿Cuándo la distancia
dejará de hacer mella
en los pececillos de colores fosforescentes
que reposan por ti
cuando no hay yo
ni corre el agua superflua de los inmundos?”.
Hay flores de sí
y Avernos de
"¡ya verás!",
pero aún así
escojo tu vertiente
porque en ella
purifico el camaleón que soy,
prolífico festín
para el gusano de la duda.
Desmentir el calor,
no apercibirse de la tersura de un pecho
sería saludar a las puertas
traspasando el mundo de vacío de las ventanas.
Siento no haberte conmovido con mi ausencia,
siento los cadáveres dentro
y que una intriga de mujer
me sedujera.
Siento ser parte de tu metodología,
y no ser ya
manufactura única de tu espliego.
Quiero frases de artemisa
para satisfacer a caracolas inclinadas,
ejerciendo de muelas
del miedo que retuerce
el barco de papel
que habita el mar navegable de tu cabeza.
Esculpo en tu pijama verde
las algas que no esperan.
¿Dónde estás,
dónde te fuiste?
...no conseguía recordar
los púlpitos de tus lágrimas
que soportan mis tertulias de arroz
en el perfil rizado de la ciudad.